miércoles, 31 de octubre de 2007

Cyrano de Bergerac

Cyrano de Bergerac narra la historia de un hombre feo, enamorado de su prima Rosana. Su físico y el amor que su prima siente por el joven y guapo soldado Cristián, le impide tener el valor para declararse por miedo a ser rechazado. Ayudará entonces a Cristián dándole las palabras que le faltan para enamorar a Rosana y de esa forma, Cyrano encuentra en el joven la manera de expresar a su amada todo lo que lleva dentro.

Con el tiempo, Rosana acabará enamorándose del alma de Cristián llegando al punto de no importarle si es feo o hermoso, si tiene la cara deforme o el rostro de un ángel. Pero lo que no sabe es que, de quien realmente está enamorada es de Cyrano, de su alma y de su voz. Llegado a este punto nos preguntamos, ¿de qué nos enamoramos realmente? ¿de un físico hermoso o de un alma llena?

Desgraciadamente estamos demasiado condicionados por la sociedad en la que vivimos y es inevitable que un buen físico nos llame la atención. ¿Pero es eso realmente lo que nos llena? ¿Somos capaces de enamorarnos de alguien únicamente por su interior?

Yo soy de las que piensan que el “alma” de una persona, lo que lleva dentro, lo que te aporta y te llena, puede hacer atractivo incluso al más feo. Y además... ¿quién puede resistirse a la mirada de ese Cyrano enamorado y orgulloso? Es capaz de partirle el corazón a cualquiera de los que estábamos sentados en el Teatro Gayarre el sábado por la noche. Un hombre valiente, sin miedo (aparentemente), noble y de principios claros. Y que solamente con una pizca de ilusión, es capaz de enfrentarse a 100 hombres y a todos los que le echen encima.

Magnífica actuación de José Pedro Carrión y Lucía Quintana, bajo la dirección de John Strasberg para completar un sábado algo “ñoño”. Cómo contener la emoción ante frases como “me enamoro de un hombre y le pierdo dos veces”.

sábado, 20 de octubre de 2007

El Síndrome de la Rana Hervida

"La experiencia es cruel, pero no tenemos necesidad de realizarla en directo. En un gran perol de agua fría se deja caer una rana. Al principio el animal examina su entorno con curiosidad. Entonces, lentamente, con la ausencia de escrúpulos de cualquier experiencia científica, empezamos a calentar el perol. Poco a poco la temperatura del agua empieza a subir. El batracio, animal de sangre fría, se adapta a la nueva temperatura. Mientras tanto, en aras de la demostración científica, continuamos calentando el perol. La rana colabora. No parece sentir molestias. Quizá encuentra que el agua está un poco demasiado caliente, pero continúa adaptándose. La temperatura del agua se va haciendo cada vez más alta. La rana, con una capacidad de supervivencia pasmosa, continúa tan tranquila, quizá ligeramente más nerviosa en su perol. Sin embargo, a partir de cierta temperatura, los sistemas de adaptación de la rana se colapsan y entonces la rana se muere de repente, completamente cocida.

Con ello hemos llegado al punto crítico que se pretende establecer con esta analogía atroz. Nosotros somos la rana. El planeta es el perol. Los analistas del cambio climático aseguran que el planeta está calentándose. También conocemos la asombrosa capacidad de adaptación de la especie humana pero podemos imaginar que se llegará a un punto en que se colapsen nuestros sistemas de adaptación. Minimizando la amenaza o confiando en nuestras posibilidades de supervivencia, la especie humana morirá sin darse cuenta, con poco e inútil ajetreo, cocida como la rana. La conclusión es sencilla. Es importante tomar conciencia de que el agua está calentándose y hacer lo posible para apagar el fuego bajo el perol. Ahora bien, si el proceso escapa al alcance del hombre, si obedece a fuerzas que no son las nuestras, si cumple ciclos que no son de nuestro calendario en la Tierra, podemos considerarnos una especie en vías de extinción."

Una verdad incómoda

Éste es un documental algo interesado, como todo lo que puede salir de un político. Sin embargo, creo que el trabajo que hace es realmente bueno. Cn sencillez, claridad y datos sorprendentes, te abre los ojos a una realidad que está ahí y que muchos siguen empeñados en no ver. Aquí queda este fragmento, que te pone la piel de gallina.

jueves, 18 de octubre de 2007

Pequeño cabaret ambulante

El vídeo no tiene muy buena calidad, pero es lo mejor que he encontrado. Tenía que poner esta canción en el blog...



"Cuando era pequeño me enseñaron a perder la inocencia gota a gota. Qué idiotas.
Cuando fui creciendo aprendí a llevar como escudo la mentira. Qué tontería.
De pequeño me enseñaron a querer ser mayor. De mayor voy a aprender a ser pequeño. Así cuando cometa otra vez el mismo error quizás no me lo tengas tan en cuenta."

martes, 9 de octubre de 2007

Todavía, la memoria alevosa


Aquel tiempo
que dejamos por muerto volvió en sí,
y me hirió mortalmente por la espalda.

La memoria alevosa
Cuchillo por la espalda,
Es como haberlo vivido ayer.

Y entre que sangre la memoria,
O no,
Que sangre. Y se haga río.

Y sus rápidos me devuelvan...

La sala a media luz
La charla a media voz
Los ojos a media pasión

La forma en que a medianoche,
Cada media palabra,
Se me humedecieron

Primero: las manos
Segundo: los ojos
Después: todo

Ángel González

domingo, 7 de octubre de 2007

Tapas


Está dirigida y escrita por los poco conocidos José Corbacho y Juan Cruz.

Nos cuenta la realidad de un barrio cualquiera, en este caso L’Hospitalet, y sus personajes. Historias que se entrelazan, girando todas en torno a un nexo común: la soledad.

Raquel (Elvira Minguez): es una mujer entrada en años pero de buen ver, que vive sola y mantiene una relación por internet con un argentino. La soledad que siente y la falta de cariño, hace que un día mantenga un breve pero intenso romance con un chico de 22 años:

César (Rubén Ochandiano): trabaja en un supermercado con su amigo Opo (Darío Paso). Ambos planean las vacaciones a un festival de música. Sus intereses comunes son las fiestas, la droga y el sexo. Jóvenes vividores que quieren aprovechar el tiempo al máximo. Opo se molesta al ver que Raquel se interpone en su amistad con César así como en sus planes del verano.

Conchi (María Galiana): es una anciana pensionista que cuida de su marido Mariano, enfermo de cáncer. Al no poder subsistir únicamente con su pensión, se dedica a vender droga a los jóvenes del barrio en el bar de Lolo. Conchi deberá enfrentarse al temor a la enfermedad de Mariano, así como a la soledad que le espera.

Lolo (Ángel de Andrés): es el dueño del bar del barrio. Su mujer, Marisa, trabaja con él como cocinera. Pero un buen día, harta de ver cómo su marido la explota sin importarle sus sentimientos y sin tener ningún detalle con ella, decide escaparse y abandonar a Lolo. Éste tendrá que contratar entonces a otro camarero: Mao (Alberto Jo Lee). Mao enseñará a Lolo que hay cosas en la vida que importan más que su bar, y que a las personas hay que tratarlas como tales o se irán dejándole solo.

A estos personajes hay que añadir otros tantos como el trío de arpías que se dedican a marujear y hacer comentarios dolorosos; el perro que han dejado solo y que es liberado por Doña Conchi; la novia de Mao, que le espera pacientemente todos los días a la salida del trabajo, la prostituta que da consejos a Lolo para recuperar a su mujer...

Todos ellos personajes con un enorme sentimiento de soledad, la necesidad de tener alguien al lado con quien compartir su vida, alguien a quien querer y en quien confiar. Porque todos forman parte del mismo barrio, pero ninguno sabe lo que siente y padece su vecino, ni le importa.