sábado, 31 de mayo de 2008

Me va la vida en ello

Luis Eduardo Aute cantado por Silvio Rodríguez, Me va la vida en ello

lunes, 26 de mayo de 2008

Arreglando el mundo

Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 6 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objeto de distraer su atención.

De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo; justo lo que precisaba.

Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: "Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie".

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo; conseguí terminarlo...."

Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

"Hijito, tú no sabías como era el mundo, ¿cómo lo lograste?"
"Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. Y cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo."


Gabriel García Márquez

sábado, 24 de mayo de 2008

La Tortuga de Darwin

El pasado jueves acudí al Teatro Gayarre para sorprenderme con La Tortuga de Darwin. Y digo sorprenderme porque Carmen Machí ha conseguido que me quite la mala imagen que tenía de ella.

Un día se presenta en la oficina de un importante historiador una mujer anciana que resulta ser la tortuga que Darwin se trajo de las Galápagos. Incrédulo al principio, sorprendido después, el historiador llega a un acuerdo con ella: la tortuga-mujer le contará todo lo que ha visto de primera mano de la historia de los últimos 200 años y el historiador, a cambio, le ayudará a conseguir volver a las Galápagos para acabar allí sus días (la pobre tortuga es una inmigrante ilegal que, a diferencia de otros, ella desea fervientemente volver a su país de origen).

Así, Harriet, la tortuga-mujer o mujer-tortuga, le hablará de la revolución industrial, el ascenso del nazismo, la Guerra Civil española, la caída del Muro... Una visión de la historia "desde abajo", es decir, no la visión de "quienes hacen la Historia, sino de quienes la padecen". Pero ahí no queda la cosa, ya que, descubierta por un médico de dudosa reputación, llegan a un acuerdo él y el historiador para turnársela en diversos estudios, unos históricos, otros científicos.

Harriet acabará dándose cuenta de que la historia siempre se repite, que los humanos no aprendemos, y olvidamos demasiado rápido. Pero lo que es peor: los seres humanos tendemos a involucionar. Con la vivencia de hechos extraordinarios que nos impacten podemos evolucionar como hizo Harriet (de tortuga a mujer), que "aprendió a andar en el bombardeo de Gernika, donde se puso en pie, con un enorme dolor en las ingles, para escapar de las bombas, o adquirió la voz en el ghetto de Varsovia para advertir a un niño de la presencia de alemanes que buscaban judíos". Emocionada por llegar a ese grado de evolución acaba descubriendo que el hombre ahora involuciona hasta su destrucción. El fin de la evolución humana será el ‘hombre bomba’. Al final ¿de que sirve tanta evolución, tanta tecnología, si la utilizamos para destruirnos mutuamente?

Vivir es adaptarse’ y así nos lo confirma Harriet, una tortuga sabia que ha sobrevivido a 11 papas y a 35 presidentes norteamericanos, a dos guerras mundiales, a la Revolución de Octubre y a la Perestroika. Y que acabará sobreviviendo a la raza humana.

La interpretación de Carmen Machí es destacable en un papel que encarna a la perfección, sin cansar, con unos monólogos que cualquier otro actor probablemente habría destrozado. Destacaría también la interpretación de Susana Hernández, esposa del historiador, que quiere hacer de Harriet un muñeco de feria para poder escapar del aburrimiento de su matrimonio, y Juan Carlos Talavera, un médico sin escrúpulos que quiere llegar a la fama sin importarle a costa de qué ni de quién. Vicente Díez en el papel de historiador no me parece gran cosa, aunque también hay que reconocer que todos los papeles, al lado de Harriet, son escasos ya que quien realmente habla durante toda la obra es la tortuga bicentenaria, quitando protagonismo al resto de personajes.

El texto de Juan Mayorga gana en el escenario con la ayuda de los actores, a pesar de que en algunas partes flojee cayendo en la repetición y lo obvio. La dirección de Ernesto Caballero, con la ayuda de una buena interpretación (o una buena elección para el papel) hace que esta obra sea digna de ver y la disfrutemos con sus momentos dramáticos, otros cómicos, algunas partes auténticas puñaladas a nuestras conciencias y otras, lecciones de una historia que no debemos olvidar.
"Sólo veo personas que se comportan como bestias y personas que son tratadas como bestias" Harriet.

martes, 13 de mayo de 2008

El guía del Hermitage


El pasado domingo tuve la oportunidad (por fin) de ver el Guía del Hermitage. Tras varios intentos fallidos, esta vez me trasladé hasta San Sebastián, al Teatro Victoria Eugenia para poder verla. Y he de decir que la obra bien mereció el viaje.

Era la primera vez que estaba en ese teatro; pequeño pero acogedor y realmente hermoso. Nos deslizamos por la alfombra roja y fuimos a parar a la segunda fila del patio de butacas.

El Guía del Hermitage está dirigida por Jorge Eines con texto de Herbert Morote. Basada en un hecho real, nos cuenta la historia de Pavel Filipovich, guía del museo Hermitage. Durante el asedio que sufrió la ciudad de Leningrado en la II Guerra Mundial, este guía se dedicó a hacer visitas guiadas clandestinas a un museo en el que ya no había ninguna obra. Sin embargo, la magia y el sentimiento que ponía en cada descripción, hacía que la gente lograra ver los cuadros que no había.

Esta obra nos muestra así cómo en tiempos de guerra, en los momentos más difíciles, uno se refugia en el arte, la amistad y el amor para poder sobrevivir.

Yo he querido poner de manifiesto cómo hay personas que recurren al arte como una forma de resistencia, como una reafirmación de lo que uno es. Y he querido también reflexionar sobre cómo la amistad y el amor pueden crecer para enfrentarse juntos a la tragedia” Herbert Morote.

El arte no es solo una válvula de escape para olvidar el mundo que te rodea, sino una forma de mantener tus valores, de resistir ante la violencia que nos rodea, una forma de mantener los sueños intactos frente a la presión de la realidad en la que vivimos.

Lo mejor del arte apunta siempre a preservar la facultad creadora, de estimular lo mejor del hombre. Y si como usted dice, el arte tuviera alguna función, yo creo que sería la de despertar lo mejor de la gente, porque los artistas han tenido la virtud de predecir lo que se avecinaba..., el arte funciona como una especie de meteorología del espíritu de la sociedad” Federico Luppi.

La escenografía y la iluminación de la obra colaboran para que nosotros también podamos ver los cuadros que el guía describe con tanta pasión. Así, cuando Pavel va describiendo una obra de arte, la iluminación se vuelve semejante a la que caracteriza la obra del autor del que está hablando. Mientras el sentimiento va creciendo en sus palabras, al fondo del escenario va apareciendo paulatinamente la imagen de la obra para mostrarnos cómo podemos ser capaces de verlo tan solo esforzándonos un poco y poniendo sentimiento en el intento.

He de reconocer mi debilidad por Federico Luppi, actor idóneo para el papel que representa ya que con tres palabras es capaz de hipnotizarte. Sin embargo he de destacar también la actuación de Manu Callau (Igor) quien sorprende con su personaje de guardián del museo, borrachuzo, incrédulo, pero gran amigo del guía y lleno de ternura. En cambio, Ana Labordeta, que interpreta el papel de Sonia, una restauradora de cuadros, miembro del comité de seguridad y esposa de Pavel, hace una actuación demasiado plana, que no transmite pasión y que solo sabe hablar con tono imponente (necesario en su papel, pero quizá exagerado hasta el cansancio).


Y para finalizar la tarde... qué mejor que una última mirada al mar, de noche, cerca, tan cerca que casi rozaba mis pies, sintiendo el olor salado de sus olas. Y vuelta para casa con el buen sabor de una gran obra.

viernes, 9 de mayo de 2008

Quisiera saber

Aquí va una joyita del último disco de Pedro Guerra.


miércoles, 7 de mayo de 2008

Delicioso suicidio en grupo

Finlandia es un país donde el índice de suicidios es bastante elevado. Al parecer, el frío, la escasez de sol en ocasiones y el nivel de vida hace que su gente tenga tendencia a las depresiones, la tristeza y el suicidio.

“El enemigo más poderoso de los finlandeses es la oscuridad, la apatía sin fin. La melancolía flota sobre el desgraciado pueblo y durante miles de años lo ha mantenido bajo su yugo con tal fuerza, que el alma de éste ha terminado por volverse tenebrosa y grave. Tal es el peso de la congoja, que muchos finlandeses ven la muerte como única salida a su angustia. Una mente taciturna es un enemigo aún más encarnizado y temible que la Unión Soviética”.

El director gerente Rellonen y el coronel Kemppainen se conocen una noche de San Juan cuando ambos intentaban suicidarse en el mismo sitio (¿a qué me suena esto? Sí, este libro no se diferencia mucho de “En picado”). Ambos están de acuerdo en que no son los únicos en esa situación de desesperanza en Finlandia y deciden que sería una buena idea juntar a otros que estén igual y, ya que se van a suicidar, al menos hacerlo de una forma que impacte, que haga a la gente ver que las cosas no van bien por el norte.

De esta manera se junta un buen grupo de aspirantes a suicida en un autobús: La Veloz Korpela S.A. Ahora solo falta encontrar el mejor sitio para llevar a cabo este suicidio colectivo. Así recorrerán una buena parte de Europa, desde los fiordos noruegos hasta el cabo de finisterre en Portugal, pasando por Alemania, Suiza y Francia. Pero ¿por qué ir tan lejos? Intento tras intento encuentran una pega, una excusa para aplazar el buscado final (“En esta vida lo que más importa es la muerte, y tampoco es que sea para tanto”).

(A partir de aquí no creo desvelar nada importante ya que se ve desde el principio, pero es mi obligación advertirlo).

Tan solo un viaje, conocer otros países, otros estilos de vida, otros paisajes... alejarte de tus problemas, del lugar en el que te esperan todas las preocupaciones que has dejado atrás; es lo que necesitaba este grupo para darse cuenta de que la vida puede dar un cambio.

“Por el contrario, el resto del grupo había empezado a dudar sobre la utilidad de un suicidio colectivo. Más de uno se había dado cuenta de que el mundo era un lugar bastante agradable y que los problemas que en la madre patria se les habían presentado como insuperables, les parecían ahora realmente nimios vistos desde aquel rincón, el más alejado de Europa. El largo peregrinar con sus compañeros de infortunio les había devuelto las ganas de vivir. La fraternidad había reforzado su autoestima y el hecho de distanciarse de sus pequeños y cerrados mundos les había proporcionado nuevos horizontes. La vida empezaba a mostrar un nuevo rostro: el futuro se anunciaba más luminoso de lo que hubiesen podido imaginar al comienzo de aquel verano”.

Conclusión: unas vacaciones, un viaje a algún lugar lejano y gente a la que le importes al lado hacen que la vida se haga menos dura.

(Fin de la advertencia)

Arto Paasilinna, el autor de esta novela, es capaz de trasladarnos de unos estados depresivos y de tristeza a otros de alegría y surrealismo con una habilidad pasmosa. Con una gran facilidad para el humor negro y la ironía, Paasilinna critica una sociedad asentada sobre el capitalismo, la publicidad y el consumismo, que se olvida de las personas, de su sociabilidad y de sus sentimientos. Pero a la vez anima al ser humano a salir de esa red corrosiva para poder llevar una vida mejor.

sábado, 3 de mayo de 2008

Laars y una chica de verdad

Lars y una chica de verdad está dirigida por Craig Gillespie y cuenta en el reparto con Ryan Gosling (‘Half Nelson’), Patricia Clarkson, Emily Mortimer, Kelli Garner o Paul Schneider .

Lars es un chico enormemente tímido y anti-social. Vive junto a su hermano y su cuñada, que están constantemente pendientes de él pensando que le pasa algo. Un día les presenta a su novia, una chica que conoce por internet y que ha venido al pueblo para quedarse con él. Felices de que Lars por fin haya encontrado el amor, se quedan de piedra al conocerla, ya que Bianca es una muñeca de plástico hecha a medida y comprada por internet.

A partir de entonces, y bajo las indicaciones de un médico, el hermano, la cuñada de Laars y el pueblo entero deberán fingir que Bianca es una chica de verdad.

Esta película nos demuestra cómo el amor y el cariño que sentimos por alguien pueden hacer que seamos capaces de cualquier cosa. El pueblo entero se entrega a la farsa, salen de compras con Bianca, le contratan en una tienda de ropa para que trabaje, se hace voluntaria con los niños, va a la peluquería a cortarse el pelo, hace amigos que están con ella constantemente. Pero solo Laars oye lo que Bianca dice, porque es él el que, en su mente, decide lo que Bianca dice, hace, piensa o siente. Así a lo largo de la relación comenzarán las discusiones, A Laars le surgirán las dudas.

Nos enseña cómo en una pareja, las discusiones absurdas surgen cuando uno de los dos ya no está seguro de la relación. La otra persona puede hacer algo que lo provoque o no hacer nada, pero la discusión estará ahí. Son excusas que se buscan para ir matando poco a poco esa relación. Laars decide cuándo discuten y lo decide porque en su corazón algo está cambiando.

Otra cuestión que plantea es: si una persona es feliz ¿importa el cómo? Laars antes de conocer a Bianca era una persona que no se relacionaba ni con su propio hermano, triste, apagado y que no hablaba. Pero desde que aparece Bianca, cambia por completo. Pasa todo el día con su hermano y su cuñada, se relaciona con la gente del trabajo, habla con ellos e incluso sale, sonríe y llora de felicidad. ¿Qué importa que sea con una muñeca, si ha encontrado la fórmula para ser feliz? ¿Quiénes somos nosotros para abrirle los ojos y romper ese sueño? Él solo busca una persona a la que amar y que no desaparezca, que no se muera y que no le haga daño al tocarle.

Laars y una chica de verdad’ fue nominada al mejor guión original, de Nancy Oliver, la misma guionista de ‘A dos metros bajo tierra’. Y no nos defrauda. Quizá no tiene todo el humor que uno se espera dado su argumento, pero consigue que algo extraordinario e increíble, nos resulte creíble. Nos involucramos en la historia enterneciéndonos, alegrándonos o entristeciéndonos cuando así lo hace el protagonista.